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  • Brujo El Ahijado

Amuletos contra el mal de ojo

El hombre ha desconfiado en muchos momentos de sus propias fuerzas y ha necesitado talismanes que le protegieran de su debilidad: el miedo. En los amuletos tenía importancia el día de la recolección y también el lugar; normalmente son plantas o partes de ellas, minerales -como las piedrecitas de la virtud- y partes de animales. Las protecciones y amuletos contra el mal de ojo se solían tener en casa para neutralizar la energía negativa y la magia negra. Los más habituales eran: una rosa de Jericó, herraduras, espiga de trigo, hierba de San Juan en el porche, un talego rojo con ajos y sal dentro, agua bendita para limpiar casas o agua mezclada con vinagre para quitar las energías malas y negativas. A menudo, solían ir acompañados o atados de hilos con nudos o cintas de colores. Otros protectores eran de origen religioso, como los llamados defensillos del Evangelio; y también había otros que se podían comprar, como las medallas, las cruces, las imágenes de un santo o de la Virgen, del corazón de Jesús, etc

Los propósitos magico-protectores de estos amuletos contra el mal de ojo eran la protección física y psíquica de la persona (hijos, parejas, etc); pero también servían para encontrar el amor y tener amor hacia uno mismo, para hacer exorcismos y limpiar la negatividad de las personas y casas, para prevenir la salud y, incluso, para curar, para romper hechizos, para que los amigos guardaran fidelidad, para llevar suerte y dinero, para pedir deseos, para proteger durante la noche, etc

Protección contra el mal de ojo y hechizos

El mal de ojo es provocado mediante la magia negra y motivado, generalmente, por envidias. Por el contrario, para proteger a los bebés, los recién nacidos, las vírgenes, etc. de las brujas se utilizaban diversos mecanismos. Por ejemplo, cuando encontraban que un hijo estaba embrujado o le habían echado mal de ojo, cogían un trozo de hígado de sapo o piel de dragón más un pedazo de camiseta de él, todo envuelto con una moneda que tuviera una cruz (un “doblón”), y a medianoche la cortaban poco a poco; así la autora del encantamiento sufría el dolor y la criatura se curaba. Había la expresión “aceite me ha caído” cuando alguien había puesto aceite en la puerta de la casa con el fin de hacer daño; en estos casos se limpiaba con agua y vinagre. Los bebé pequeños llevaban colgados los evangelios como protectores, además de plantas y otros. La ruda era la planta más utilizada y creían que tenía la virtud de liberar de las brujas.

Ruda contra brujos

Por otra parte, para que las brujas no entraran dentro de una casa, ponían dos brotes de ruda cruzados, colgados arriba del portal o detrás de la puerta. Asimismo, se creía que quien llevaba ruda encima no corría peligro de que las brujas le atacaran. En esta misma línea, era creencia común que las brujas eran contrarias a las arañas y animales venenosos, y que llevar evitaba los hechizos.

Consejos para protegernos

– Raíz de mandrágora Era creencia de que esta planta tenía propiedades mágicas y protectoras, en parte, seguramente, debido a que sus raíces se parecen a un cuerpo humano.

– Tener en la casa una corona de gramo.

– Cruz de romero, ruda o hierba de San Juan bajo la almohada.

– Llevar colgados al cuello, en el bolsillo o dentro de los calcetines, una patata morenera, una patata bruja o un níscalo macho.

– Llevar resina de pino en los cuatro cantos de un pañuelo en la cabeza sirve para proteger de las peleas con los vecinos.

– Había plantas protectoras que se cultivaban en las pateras y entradas de la casa, como la albahaca (que llevaba alegría), el árbol de pisos (armonía), el evònimus (protección y armonía), la cica, la espina o el peine, los acebuches de asno (protector para los rayos), el azufaifo, el aloe, etc

– La hierba barbera era protectora de embrujos; se podía llevar colgada dentro de una bolsita.

– El ajo y el trigo servían para guardar las críticas y envidias.

– La zarzaparrilla y el romero, puestos bajo la cama, servían para ahuyentar a los demonios.

– La flor del fardo era considerada portadora del amor, como las flores de jazmín.

– La patata morenera atada con una cinta roja también era considerada un buen protector.

– Las semillas del Rosario y las semillas de flor de noche eran consideradas buenos protector, y se hacían rosarios.

– Las semillas de Garroveret utilizaban como protectores contra el mal de ojo.

– Las semillas de lino, como protectores para ir a dormir.

– Las semillas del trébol peludo, como protectores para los agricultores.

– La lechuga borda y la olivarda se utilizaban como protectores y para limpiar de energía negativa.

– El malcoratge y la proenga, como buenos protectores y también como amuletos.

– Colgar ramas o raíces en forma de coronilla de para protegerse de males.

– Para espantar los malos augurios, se mezclaba teme bordo, ruda, romero bendecido por Pascua y trozos de olivo y se ataba todo con una cinta de cuero de vaca. Cada año se cambiaba.

– Llevar o tener en la puerta una semilla de guinda del buen pastor era un buen protector y limpiador.

– Llevar o tener semillas de la hierba de San Juan, para no perder la amistad con los compañeros y evitar el mal de ojo.

– Llevar o tener semillas de helecho, para evitar encantamientos.

– Llevar rodillos de trébol (Medicago scutellata) o colgarlos detrás de la puerta de la casa. Lo mismo con las judías verdes de la taquilla de caballo (Hippocrepis multisiliqua), que dan suerte y protección.

– El ramillete compuesto de hierba santa, ruda, romero, sal, tres guindillas del buen pastor, azúcar, tierra roja, todo ello cosido con un hilo verde y un paño cuadrado blanco, es un buen protector de los bebés. El ponían bajo la cama.

– Tener monedas de cobre, tener piedras areneros, dientes de animales -como del erizo y las plumas de los pájaros-, colocar piedras en la portada de la casa, poner frailes o monjes en un camino, etc, todo esto son buenos protectores.

– Tener ramos protectores de hierba santa, teme bordo, hierba de San Juan y ruda. También empleaban las espigas secas de la caderlina o cardo negro y de trigo.

– Tener una rama de mirto o sabina detrás de la puerta.

– También los había que empleaban la mataselva o la escoba de brezo hembra puesta boca arriba, que además impedía la llegada de visitas inoportunas en la casa.

– Tener una cajita de ruda de cinco puntas, daba buena suerte.

En casi todas las culturas, se toma muy en serio el mal de ojo y más en bebés y niños. Nuestro amor por nuestra descendencia está presente en todas las culturas.

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